CULTURA
DE SUEGRAS, NUERAS, HIJAS Y OTRAS MUJERES
por Olga Liliana Reinoso
Si alguien
presupone, por el título, que voy a bromear acerca de estos temas, se
equivoca. Me divierto mucho con Maitena, pero jamás podría hacer lo
mismo. Porque ciertas creencias arraigadas en la sociedad respecto de
las conductas femeninas me parecen temas serios y preocupantes sobre los
cuales no puedo hacer humor, dado que pertenecen a uno de los aspectos
más frágiles de nuestra vapuleada sociedad.
Sin embargo, estoy recordando en este instante que sólo
los seres verdaderamente inteligentes pueden reírse de sí mismos. Así
que, a la carga, mis valientes.
Algunas situaciones que me interesa traer a colación tienen que ver
con los personajes que enuncio al principio. La mitología popular está
saturada de bromas crueles acerca de las suegras y los yernos, cargada
de leyendas que cuentan las contiendas sangrientas entre suegras y
nueras, hasta el hartazgo se nos inculca que desconfiemos de nuestras
amigas porque intentarán sacarnos el noviomaridoamante (sin aclarar que a
lo mejor es una especie de inmolación a favor de su amiga, al sacarle
el clavo de encima) y todo el mundo asegura que la madre prefiere
siempre a los hijos varones. Sin olvidar de agregar lo terriblemente
conventilleras que somos, criticonas, fisgonas e intrigantes. Y, por
supuesto, brujas.
En fin, que toda relación humana en la que sea protagonista una
fémina, aparece como sospechosa, endeble y poco creíble. Clamo por Sor
Juana Inés.
Pero lo peor de esta fábula despiadada, es la cantidad de mujeres que
la dan por cierta, sin advertir que así ellas mismas se echan tierra
encima.
Ahora vamos a tratar de analizar una por una las situaciones citadas:
- Suegras – yernos: No hay mejor defensa que un buen ataque. Como la suegra es quien vigila para que el “príncipe consorte” no cometa ninguna infracción, se acude al rastrero recurso de la descalificación y entre chiste y agresión, se sacuden el polvillo.
- Suegras – nueras: Cierta etimología apócrifa explica que el origen de la palabra Nuera deriva de una frecuente expresión de la madre del novio: “esta chica nuera para mi hijo”. Lo cierto es que en esta difamación también hay condimentos tendenciosos: Divide y reinarás. Si la madre y la mujer se alían, el susodicho estará perdido, entonces alimenta la rivalidad con comentarios soeces: “No hay ravioles como los que hacía mi vieja.” O “la vieja sí que planchaba bien las camisas”. Y del otro lado: “Vieja, disculpame, pero Erika quiere pasar Navidad con sus padres” o “Erika le deja los nenes a su mamá porque le queda de paso, viste”. Y las inocentes víctimas caen en la trampa como chorlitos.
- Marido – amigas: Digo yo, si nuestra mejor amiga se va con nuestro adorado maridito… ¿será que lo encañonó? ¿Habrá usado barbitúricos y cuando despertó el pobre santo tuvo tanta vergüenza que resolvió no volver? Además, qué flor de gil el tipo: no tiene iniciativa propia, se lo llevan de la nariz.
- Madres – Hijas: lo que pasa es que siempre fueron hombres los tangueros de la época de “Gardel y mi vieja”.
- Porque soy una mujer de honor me guardo muy bien los nombres de señores prestigiosos for export, pero con actitudes viperinas apenas entran en confianza y se sienten a resguardo. Les encantan los chismes de alcoba, especialmente.
Y ahora, si puedo, voy a hablar en serio, pero poquito.
- Qué poco inteligente y qué inmadura debe ser la madre que se enfrenta a las parejas de sus hijos. Si una mujer o un hombre eligen a un hijo/a porque los aman, la salud mental aconseja darles la bienvenida en el corazón, para sumar en lugar de restar. Esa persona que ingresa a la familia no es un intruso ni un usurpador, es otro miembro que, además, será padre o madre de los nietos venideros. Quien se gane el afecto de su yerno/nuera, jamás sufrirá la ausencia de los hijos.
- La amistad entre mujeres suele ser un lazo realmente vigoroso y se ha comprobado que, como tenemos esa capacidad de desnudar nuestros sentimientos sin tapujos, también tiene efectos terapéuticos. Si alguien nos traiciona, sea hombre o mujer, es porque no era un verdadero amigo. Y está bien que se desenmascare.
- ¿Cómo puede una mujer no tener una relación entrañable con su hija? Si tiene la posibilidad de transmitir tantas vivencias y comprender como nadie todas sus sensaciones, si manejan los mismos códigos, si pasan por idénticos dolores, si ambas asisten al milagro de dar vida.
- Con mis amigas nos preocupamos mucho más de nuestras intimidades, logros, aciertos y sinsabores, que de poner en funcionamiento la curtiembre. Sabemos que muchas veces se vive como se puede y no como se quiere, que la época que nos tocó no es para nada fácil. Y como, además, somos nostálgicas, recordamos con fervor los discos de los Beatles, especialmente LET IT BE. (Diario Femenino Digital)
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