El pueblo del norte de La Pampa, también conocido como Aguas Buenas, luchó contra las adversidades.
Entrelazada por nomenclaturas, apellidos, oficios y puntos diversos de la misma geografía, la historia de los pueblos del norte de La Pampa impone vislumbrar un itinerario donde lo conocido troca en nuevos descubrimientos. La verdad revelada está plagada de cuentos y leyendas, de murmullos y chimentos que con minuciosa religiosidad son contados a lo largo de los años. Todo, absolutamente todo marcado por el sino fundacional y ferroviario. Cuando los rieles comenzaba a cruzar la pampa hacia la cordillera, un caserío conformaba allá por 1901 el pueblo de Mariano Miró. Pasado el tiempo ni las casas y ranchos, ni la herrería, la panadería, la zapatería, la peluquería, la casa de ramos generales, dos fondas, una carnicería, la estación y la escuela -custodiadas por un policía- convencieron a los dueños de la estancia La Energía -la familia Santamarina- para lotear los terrenos cuyo alquiler vencía en 1912.
Muy cerca, la empresa Th. Bracht y Cía. mensuró cuatro leguas cuadradas hacia el Oeste y las convirtió en quintas y chacras primero; para que después, con el estoicismo inadvertido de construir una epopeya personal, un puñado de primeros pobladores, como prueba irrefutable de su condición de pioneros, marcará con un arado de reja la traza urbana que aún perdura, tras sortear los pastos puna y abrir los surcos entre las vizcacheras, en una tierra virgen de toda simiente, pero que le dio al lugar un nombre sacado de las entrañas: Aguas Buenas.
Aquel 19 de febrero de 1911 fue crucial; de pronto, a esos campos medanosos sosegados por lagunas, con montes que sombreaban de vez en cuando los tramos recorridos, los invadió casi de manera literal el éxodo de Mariano Miró. Hasta el número 52 de la Escuela se trajeron. Mientras que en el pueblo primigenio quedaban dos o tres casas y otra escuela, Aguas Buenas crecía a puro trabajo de labriegos y artesanos; daba su nombre a la estación en diciembre del mismo año y habilitaba la Estafeta de Correos.
Inmigrantes que se radicaron en esa porción del territorio pampeano -en su mayoría españoles e italianos; mas franceses, muchos árabes y varios vascos-nutrieron de aromas y de sabores el aire lugareño, por el que siempre se coló el humo leñoso de una parrillada. De a poco, la dispersión poblacional tomaba forma, las casas ya eran de material y en 1921 la Gobernación designo a los miembros de la primera Comisión de Fomento: Presidente Francisco Rodríguez, secretario Segundo San Martin, tesorero Andres Idiart. Para octubre se había inaugurado el cementerio y se dejaron de realizar los sepelios en las localidades vecinas y en 1922 se construyó la Plaza pública Sarmiento, en el mismo lugar donde se había fijado el punto central del pueblo.
Con tesón, hubo que superar la adversa condición del suelo y justo en la década donde surgía la dicotomía de seguir o de entregarse, porque la sequía expulsaba y generaba hambruna; otra vez primó el esfuerzo. Por decisión comunal, en 1936 se removieron grandes parcelas de tierras con palas-buey, tiradas por caballos, porque no existían maquinas viales, y los vecinos desandaron el erial campesino para volverlo fecundo.
Hoy, la ruta nacional 188 contiene con los rieles al pueblo que por un decreto nacional de 1944 tomó el nombre del Coronel Hilario Lagos y pertenece al Departamento Chapaleufú, que corrobora con su significado de "río pantanoso" que por estas latitudes, perviven sin rencores los signos inapelables de la gente de la Tierra (aquella contra la que supo pelear Lagos) y que con su carácter actual de Municipalidad, proyecta la consigna donde las mujeres y los hombres de toda edad que conforman la estructura social -que no alcanza al millar-superan la inicial expectativa del propio paraíso y la reflejan en el trajinar cotidiano, en el Club Social y Deportivo Aguas Buenas; en su Colegio Secundario Aguas Buenas, mientras procuran abrevar en los recuerdos. Son las pequeñas causas en toda su intensidad, como las de Coronel Hilario Lagos, las que develan el misterio de la heredad y lo proyectan.
Por Gladys Sago.-


TU COMENTARIO: Enviar por FACEBOOK a Raúl Horacio Mana o bien
gringomana@ialvear.com --no se publicará ANÓNIMO