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sábado, 19 de enero de 2013


SAN JUANCITO DE REALICO
NOTA DEL AUTOR-LOCALIDADES

Esta historia fue recabada en distintas fuentes que figuran al pié y publicada por la página, el 10 de Noviembre de 2012, no obstante la generosidad de un lector nos ha acercado un libro cuyo título reza "UNA TUMBA MILAGROSA"-SAN JUANCITO DE REALICO, que data del año 1911- Realicó (Pampa Central). (Este libro es propiedad de Don Francisco Cravero, quien ha hecho el depósito de Ley)-Se prohibe su reproducción, por lo que en lo que a nuestra responsabilidad implica, simplemente hemos extractado textualmente un relato de la parte crucial de la vida del niño con este título:

JUANCITO CRAVERO FUE ASISTIDO EN SUS 
ULTIMAS HORAS POR UN MEDICO DE BERNARDO LARROUDE

(Textual): " Dicen que cuando Juancito Cravero estaba en sus últimos días de vida, le asistió un médico italiano de apellido Quenda ,que vivía por aquel entonces en Larroudé. En su última visita el Dr. llamó a la madre a la habitación contigua para decirle claramente que el caso era perdido, agregando:" Mejor es que se le muera su hijo, señora, ahora que es chico, pues si llega a la pubertad, dado el desarrollo del cerebro, hay peligro que se ponga loco". Como la pared que dividía los dos cuartos era de barro muy delgada, Juancito había escuchado aquellas palabras y cuando se fue el médico le dijo a la madre con el asombro de esta, pues Juancito jamás hablaba. ¿ El doctor dice que me pondré loco?... ¡Loco se va a poner el primero él!. Poco tiempo después el doctor Quenda, perdía la razón, en Montevideo para donde se había ausentado, cumplíéndose la profecía de Juancito Cravero. Cuentan también que en sus último instantes de vida, la madre al ver con desesperación que no quería tomar los remedios le dijo: ¿Entonces quieres morir?. ¡Sí!, contestó Juancito con un signo de cabeza. Mirá que si no tomas los remedios vas a morir y te enterraremos aquí bajo tierra. ¡Mejor!, gritó el niño con fastidio, y ¿porque quieres morir?: Para ir al paraíso.  
(RHM)
Rincón gaucho
Creencias: usted que opina?, hágado a través de nuestra fuente natural


La historia de San Juancito de Realicó

Un niño de siete años a quien toda la comunidad de un pueblo de 

la provincia de La Pampa consideró un santo


Fachada de su tumba

Entre las muchas historias místicas que han tenido lugar en el interior de nuestro país, hay una, ocurrida hace 100 años, que resulta entrañable: la del milagro de Juan Cravero, un niño de Italo, un pueblito del sur cordobés.Después de su muerte, Juancito se le habría aparecido varias veces a su familia, pidiéndole que sus restos estuvieran en el cementerio de la localidad de Realicó, en el norte de la provincia de La Pampa.
Cuando, al exhumarse su cadáver se comprobó que el humilde cajoncito de pino blanco estaba intacto (hasta las marcas del lápiz del carpintero tenía) el traslado resultó un imperativo de conciencia para la familia de inmigrantes italianos que lloraba la muerte del niño.
Como buenos agricultores, sabían que si había tierra habría trabajo. Por eso partieron hacia Realicó, donde el chico fue para siempre San Juancito.
Había trascendido que Juancito era milagroso, por eso el traslado de sus restos fue acompañado por un bizarro cortejo desde Italo.
Hombres y mujeres en coches, jardineras y sulkys y paisanos de a caballo pernoctaron la primera noche en la chacra de Cravero donde se efectuó el velatorio para seguir temprano en la mañana a fin de recorrer los casi 80 kilómetros hacia la morada final.
Cuentan los memoriosos que "seis muchachas vestidas de satiné celeste, traían sobre las rodillas el cajón de Juancito" y que a medida que se acortaba la distancia, comenzaban a gestarse ciertos aires de sugestión individual y colectiva que inhibían muchas veces a los incrédulos.
Uno de los hechos que se conocieron fue el que le sucedió a un paisano desconfiado que había llevado ante la tumba, junto con su mujer, una criatura de pecho gravemente enferma.
Al verla curada en el acto, entre conmovido y absorto, el paisano atinó a expresar: "No hay que darle güeltas... Hay que creer o reventar".
Durante décadas, cuando todavía corrían los trenes de pasajeros, llegaban hasta Realicó personas agradecidas que depositaban flores en la tumba que aun perdura con las mismas características. Otras hacían ofrendas o prometían volver en sus hijos.
El tema tuvo otras aristas y excedió el ámbito lugareño. El dramaturgo Pedro E. Pico llevó el caso "San Juancito de Realicó" al tablado del Teatro Odeón de Buenos Aires, en una obra donde actuaron Olinda Bozán, Mecha López, Martín Zabalúa y otros renombrados actores del teatro nacional.

REZO CRIOLLO

Poco a poco el olor a crisantemos comenzó a diluirse, las placas del interior del espacioso panteón, testimonian aquellas presencias foráneas que en su desesperación buscaban consuelo en el cementerio de un pueblo del norte de La Pampa. El mismo pueblo que se apresta a celebrar en escasos doce meses su Centenario y a recuperar a San Juancito de Realicó desde el sentimiento inevitable de pertenencia. En las "Instrucciones para que la Oración a San Juancito sea eficaz" se indica que debe ser rezada por la persona interesada en el mismo sepulcro y si estuviera muy enferma, imposibilitada para trasladarse, podría ir en su lugar un pariente más cercano.
Dicen que podría volver el tren. Los caminos de tierra ahora tienen pavimento y es mas fácil llegar. Hay señales dispersas, pero que ya no parecen remotas, porque si los tiempos de la fe con aquellas características no concuerdan con los actuales, debe quedar seguramente algún criollo dispuesto a acodarse a un mostrador para apurar una grapa, antes de ir al cementerio, quitarse el sombrero y pedir un milagro.
Hay también mucha más gente que por pudor no se anima a confesar sus deseos de rezarle al chiquilín hijo de gringos que muriera allá por el año en que el pueblo que eligiera para su descanso eterno, comenzaba a andar..
Por Gladys Sago, para La Nación. 



 

San Juancito de Realicó

Una historia consabida por los integrantes de la comunidad de Realicó.

San Juancito, o San Juancito de Realicó como se lo llamó posteriormente, se llamaba Juan Cravero y había nacido en Elortondo, provincia de Santa Fe.
Su padre, Francisco Cravero, y su madre, Paula Perotti, eran inmigrantes italianos, quienes, tras arribar al país alrededor de 1880, trabajaron en colonias de Santa Fe y Córdoba antes de radicarse en la localidad de Italó, provincia de Córdoba.

Fue precisamente en Italó donde, el 26 de mayo de 1906, a las 11 de la noche, falleció Juancito Cravero cuando apenas tenía 8 años.
Poco después de su muerte, una serie de hechos, aparentemente milagrosos, hicieron que los pobladores de la zona comenzaran a considerarlo un santo.

Según cuentan las crónicas de la época, Juancito Cravero se le habría aparecido a su padre varias veces, pocos meses después de su fallecimiento, pidiéndole encarecidamente que depositara sus restos en el cementerio de Realicó.

Varios años después y tras otras varias apariciones en las cuales Juancito reiteraba el pedido, su padre aceptó trasladarse junto con toda la familia hasta Realicó.
Los restos de San Juancito llegaron desde Italó a esta localidad el 11 de agosto de 1909.

San Juancito se hizo tan popular que su fama de milagroso traspasó los límites de las provincias de Santa Fe, Córdoba y La Pampa.
Trenes repletos de creyentes que venían a pedir por su salud llegaban a Realicó; los diarios de Buenos Aires mandaban cronistas especiales a cubrir el acontecimiento; las librerías de Realicó vendían cuadros del "Santo Milagroso" y folletos con las "Oraciones Milagrosas".
Se publicaron revistas con su vida y milagros, y el famoso autor teatral Pedro E. Pico escribió una obra de teatro de gran éxito que, el 23 de septiembre de l927, llevó el caso "San Juancito de Realicó" al tablado del Teatro Nacional de Buenos Aires. En ella actuaron en los roles principales Olinda Bozán, Mecha López, Luis Laino, José Aglie, Martín Zabalúa, Gregorio Cicarelli y otros renombrados actores del teatro nacional.

En el cementerio de Realicó hay una capilla en la que están guardadas las ofrendas que los creyentes fueron dejando, a lo largo del tiempo, como agradecimiento por las promesas cumplidas por el Santo.


Una “historia consabida” y publicada de "Nosotros y los otros" (2005)

(*) Escuela Laboral Nº 4 "Ángel Custodio Sosa" de Realicó, Provincia de La Pampa, en 2005.





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